Una de las inquietudes más comunes entre los tutores primerizos de perros, e incluso de los más experimentados, tiene que ver con el entrenamiento básico de estos cuando son cachorros. Muchas personas suelen creer que es una tarea compleja o que requiere de conocimientos avanzados.
Sin embargo, siguiendo unos sencillos pasos y con un poco de paciencia y disciplina, se puede lograr que los perros jóvenes aprendan cosas básicas como salir al parque a hacer sus necesidades, no morder objetos en casa, comportarse adecuadamente en la calle o en los parques, entre otros buenos hábitos.
Es importante mencionar que la educación de los cachorros no es solamente para enseñarles a hacer trucos o para evitar que hagan destrozos dentro del hogar, sino también para que sepan comportarse en sociedad: evitar problemas de agresividad con otros animales o con seres humanos, pérdida o extravío, accidentes en las calles, etc.
Etapas adecuadas
A pesar de que los perros son inteligentes y pueden aprender y retener instrucciones durante toda la vida, es en las primeras etapas en donde logran hacerlo con mayor facilidad.
En el primer mes de vida, los cachorros aprenden comportamientos por replicación de la madre y por el relacionamiento con los demás miembros de la camada: olfatear, limpieza, juegos, vocalizaciones, etc. Posteriormente, y hasta los 4 meses de vida, los cachorros empiezan a relacionarse con el entorno, pero aún no son del todo aptos para aprender y memorizar ejercicios con facilidad.
A partir de los 4 meses de vida, los cachorros estarán más activos, ávidos de información, contarán con un esquema de vacunación al día y ya tendrán interiorizadas conductas propias de su especie. Por este motivo, los tutores podrán empezar a realizar diferentes actividades de obediencia básica, aunque estas deben ser muy simples. Después de los 10 meses, el perro se encuentra listo para atender y seguir instrucciones más complejas.
Una de las inquietudes más comunes entre los tutores primerizos de perros, e incluso de los más experimentados, tiene que ver con el entrenamientobásico de estos cuando son cachorros. Muchas personas suelen creer que es una tarea compleja o que requiere de conocimientos avanzados.
Sin embargo, siguiendo unos sencillos pasos y con un poco de paciencia y disciplina, se puede lograr que los perros jóvenes aprendan cosas básicas como salir al parque a hacer sus necesidades, no morder objetos en casa, comportarse adecuadamente en la calle o en los parques, entre otros buenos hábitos.
Es importante mencionar que la educación de los cachorros no es solamente para enseñarles a hacer trucos o para evitar que hagan destrozos dentro del hogar, sino también para que sepan comportarse en sociedad: evitar problemas de agresividad con otros animales o con seres humanos, pérdida o extravío, accidentes en las calles, etc.
Etapas adecuadas
A pesar de que los perros son inteligentes y pueden aprender y retener instrucciones durante toda la vida, es en las primeras etapas en donde logran hacerlo con mayor facilidad.
En el primer mes de vida, los cachorros aprenden comportamientos por replicación de la madre y por el relacionamiento con los demás miembros de la camada: olfatear, limpieza, juegos, vocalizaciones, etc. Posteriormente, y hasta los 4 meses de vida, los cachorros empiezan a relacionarse con el entorno, pero aún no son del todo aptos para aprender y memorizar ejercicios con facilidad.
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A partir de los 4 meses de vida, los cachorros estarán más activos, ávidos de información, contarán con un esquema de vacunación al día y ya tendrán interiorizadas conductas propias de su especie. Por este motivo, los tutores podrán empezar a realizar diferentes actividades de obediencia básica, aunque estas deben ser muy simples. Después de los 10 meses, el perro se encuentra listo para atender y seguir instrucciones más complejas.
Antes de empezar
Es importante tener en cuenta una serie de recomendaciones antes de empezar a entrenar o educar a un cachorro:
Refuerzo positivo: algunos tutores creen que los castigos (gritos, golpes, elementos que inspiren miedo, etc.), son la forma adecuada de entrenar a un animal de compañía. Grave error: Se ha demostrado que los perros responden mejor e interiorizan más fácilmente las indicaciones cuando estás van acompañadas de refuerzos positivos como juguetes, palabras de afecto, caricias o snacks. Cuando se castiga a un animal física o verbalmente, este dejará de comportarse de manera indeseada no por voluntad propia, sino por miedo.
Correctivos: como lo mencionamos anteriormente, la violencia física o verbal no son buenas herramientas para el aprendizaje. Prefiera palabras como “no”, “quieto”, “ven”, u otras similares para llamar la atención.
Liderazgo: el perro es un animal social que necesita establecer jerarquías y conocer su posición dentro de las mismas. Para que el animal reconozca el liderazgo hay que dar las instrucciones con firmeza y autoridad.
Trabajo familiar: la educación de los cachorros es una labor que debe vincular a todos los miembros del hogar. Muchas veces los tutores pecan porque un integrante de la familia permite hacer cosas indebidas a los perros, mientras que los demás no.
Comportamientos permitidos: hay que tener claros los límites para poder transmitirlos de la mejor manera a los perros y que ellos lo adapten al día a día. Si se le permite dormir en una cama, el perro va a querer hacerlo en todas las camas.
Corrección temprana: hay que detectar desde el primer momento los comportamientos o actitudes indeseadas de los perros para poder corregirlas a tiempo. Cuando ya ha pasado cierto tiempo, los comportamientos son más difíciles de modificar.
A tiempo: modificar comportamientos que sucedieron en el pasado (minutos u horas atrás), no es tan efectivo como hacerlo en el momento mismo de la mala acción. Generalmente el perro no relaciona la causa y el efecto si ha pasado mucho tiempo entre una y otra.
Socialización: una vez el cachorro tenga el esquema de vacunas completo, es hora de empezar a sacarlo a la calle o al parque. Esta actividad le permitirá reconocer el entorno y también socializar con otros animales. La mayoría de las veces, los problemas de agresividad se presentan porque, desde cachorros, a los perros no se les permitió socializar y jugar con sus congéneres.
Establecer rutinas: los perros necesitan seguir rutinas u horarios. Estas van desde la hora de dormir o de alimentarse, hasta los momentos para salir al parque, jugar o aprender. Intente al máximo cumplir con los horarios que haya establecido para que así el perro se adapte más fácilmente.
Descanso: es una de las recomendaciones más importantes ya que, un perro cansado mental o físicamente, no obedecerá las instrucciones o no las interiorizará adecuadamente. Es importante que, así como hay horarios para el entrenamiento, haya tiempos de descanso y relajación.
Espacios: prefiera siempre primero entrenar en espacios cerrados o con mínimas distracciones para que el perro tenga toda su atención puesta en los ejercicios y sin distraerse por ruidos, otros animales, etc.
Disciplina y flexibilidad: entrenar a un cachorro requiere disciplina tanto del amo o tutor como de animal en sí. Adicionalmente, si el propietario nota que al perro le cuesta atender cierta instrucción, quizá es momento de enseñarle con otro ejercicio u actividad.
Elementos adecuados: los tutores deben contar siempre con las herramientas necesarias como: collar o traílla, premios alimenticios, bolsas para los desechos y, sobre todo, mucha paciencia y amor.
Ejercicios básicos
1. Atención al llamado: este es uno de los primeros ejercicios que se deben practicar con el cachorro. Para lograrlo, aléjese de él y llámelo por el nombre o con palabras como “ven”, y cuando atienda prémielo con palabras, caricias o snacks.
2. Caminar con correa: es uno de los entrenamientos más indispensables. Este deberá empezar en casa para que el perro pueda acostumbrarse al collar y esté en un lugar seguro. Dentro de casa se puede llamar la atención del animal con una recompensa y moverlo por el espacio. Una vez practicado en casa, se puede hacer en la calle haciendo uso de los premios para evitar que corra demasiado.
3. Orinar o defecar fuera de casa: para estos ejercicios es importante seguir horarios específicos. En las primeras etapas se requerirán más paseos durante mucho más tiempo y, por lo general, siempre después de comer o beber. Una vez el perro orine o defeque en los lugares adecuados, se debe premiar con alimento, caricias o palabras positivas. Luego los tiempos y los horarios de los paseos se pueden ir ajustando a la disponibilidad y deseos del tutor. Es importante tener en cuenta que un perro necesita mínimo tres paseos al día con una duración de 20 a 40 minutos cada uno.
4. No morder: es habitual que los perros cachorros quieran morder o agarrar todo. Eso hace parte de la forma en la que se relacionan con el entorno y lo reconocen como propio. Sin embargo, desde muy pequeños hay que enseñarles qué se puede y qué no se puede masticar. Hacerlo es muy simple: inicialmente, y mientras el cachorro entiende, la mejor recomendación es tener los objetos valiosos fuera del alcance del perro. Cuando el animal muerda objetos indebidos, lo primero que hay que hacer es llamar su atención y emitir instrucciones como “no”, “quieto” u otras palabras, y, posteriormente, darle un objeto que sí pueda morder. Una vez corregido el comportamiento, se debe dar un premio como refuerzo. Es importante que el perro tenga a disposición elementos con los que pueda estimularse mentalmente como pelotas, peluches u otros juguetes.
5. Sentarse: esta instrucción se aprende con una recompensa alimenticia que motive al animal y tenga cautivada su atención. Simplemente, con la mano cerrada, se debe acercar el premio hacia la nariz del cachorro y dirigir la mano hacia atrás. Con la otra mano se puede hacer una ligera presión sobre la cadera del animal para que flexione las patas de atrás y se siente. Este ejercicio siempre debe ir acompañado con la instrucción de “sentado” o “sit”.
6. Acostarse: es el paso posterior a la instrucción de sentado. Una vez el perro esté sentado, debe bajar la mano a la altura del piso y, con la ayuda de la otra mano, extender los miembros anteriores del animal. La orden verbal debe ser “acostado” o “plast”.
7. Quedarse quieto: este es otro ejercicio posterior a la instrucción de sentarse. Una vez el perro esté sentado, el tutor deberá alejarse y repitiendo la orden de “quieto” o “stay”. Es importante que la distancia se vaya aumentando progresivamente para que el perro entienda la orden de manera efectiva y no manifieste ansiedad por la recompensa o la compañía.
8. Cerca: una vez el perro aprenda a quedarse quieto en un lugar, la instrucción puede ser “aquí” o “here”. Está hará que el perro deje la posición de sentado y llegue a donde está el tutor.
https://www.eltiempo.com/vida/mascotas/como-entrenar-a-un-perro-cachorro-610505